–Por favor, perdóname, no quise hacerlo —le coge de las manos—.
Volveré a ser el de antes si me lo pides, pero olvida lo que acaba de ocurrir.
–(suspiros) Si tú volvieses a ser el mismo… podrías volver hacer lo que hiciste.
–Entonces, sólo dime cómo quieres que sea y yo cambiaré. ¿Qué quieres que haga? Dime.
–Nada. No quiero nada, ya no —le vuelve la espalda. Silencio.
Piensa en voz alta—. Si pudiera, te desaparecería de mi vida para siempre.
–No digas eso. Yo te quiero como a nunca nadie…
–¿No entiendes que tenemos el mismo problema? Ambos nos queremos
mucho pero hay algo que nos diferencia: A mí jamás se me olvidó desde que te escogí.
–Te prometo que no volverá a suceder.
–Por supuesto que no volverá a suceder —acaba la frase con los ojos
cerrados, tratando de contener las lágrimas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario